Posiciones de trabajo
Posiciones de trabajo.
Después de haber nombrado los elementos básicos que se necesitan para hacer un dibujo, en este momento, debemos tener presente que cualquier movimiento o posición de las manos y del cuerpo influirán directamente en el resultado final.En el post de hoy, nos centraremos en las posiciones correctas de trabajo, aunque al principio puedan parecernos antinaturales, los resultados que se obtendrán nos obligarán a reconocer que tales posiciones son el fruto de una experiencia consolidada. En muchas ocasiones tendemos a apoyar la mano en la hoja, sin darnos cuenta que, de este modo, el polvo de grafito quedará pegado en la palma de la mano que se posicionará luego en la superficie, ensuciándola. Para que esto no nos suceda, hay que colocar siempre una hoja de papel entre la mano y la hoja, ya que el sudor puede ensuciar el papel.
Dibujar con tablero.
El tablero se utiliza como plano de apoyo para el papel. Suele ser de madera o de plafón, y sus medidas deben superar por lo menos en 5 cm las dimensiones de la hoja por cada lado. No se aconseja utilizar aglomerado, ya que la superficie no es totalmente lisa.
El tablero se coloca en un plano completamente horizontal y se fija la hoja sobre él con chinchetas (o cinta de carrocero), empezando por las esquinas superiores, luego, se alisa la superficie del papel con la mano para extraer las bolsas de aire, fijando la esquina inferior derecha y, por último, la izquierda.
Posición de las manos:
La posición con el lápiz casi horizontal es la más adecuada para los grises uniformes y para los claroscuros. |
Esta es la manera más común de sujetar el lápiz. Es adecuada para los dibujos de tamaño reducido y cuando se hace necesario un trazo muy preciso. La posición de la hoja es casi horizontal.
Esta es la manera más indicada de sostener el lápiz para trazar las primeras líneas, que deben ser muy ligeras. La mano deberá estar bastante suelta y la posición del soporte vertical.
El caballete.
Es necesario acostumbrarse desde el principio a adoptar una posición correcta delante del caballete. En el mercado se encuentran diferentes tipos y dimensiones. Al elegirlo se debe tener en cuenta la comodidad y la solidez del apoyo, ya que no deberá sufrir balanceos o vibraciones cuando se presione la hoja con el lápiz.
El caballete permite trabajar de pie, al alcance de la vista del objeto a copiar. Sólo con un movimiento de los ojos se podrá ver tanto el objeto a reproducir como la hoja sobre la que se trabaja. En ningún caso la luz deberá molestar el movimiento de la mano, creando sombras que pudiesen distraerle. Los que utilizan la mano derecha, deberán procurar que la luz provenga de la izquierda, de modo que la mano no proyecte sombras sobre el dibujo, siendo al contrario para los zurdos. El tablero sobre el que se habrá fijado la hoja de dibujo deberá colocarse en el centro del caballete y, a continuación, usted, también en el centro respecto a la hoja. Bastará con alargar el brazo para asegurarse.
¡Ahora
ya podemos empezar a trabajar!
Información obtenida del libro:
Cómo dibujar al lápiz y al pastel, Francesca Vellani, ED. de Vecchi.
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