Viaje cultural 2



Viaje cultural 2

Uno de los lugares que visitamos en nuestra estancia en Bélgica, fue Gante. Elegimos uno de los días que pasamos en Brujas para conocer este lugar. La visita la hicimos principalmente, para ir a la catedral de San Bavón, donde se encontraba “La adoración del cordero místico” obra de los hermanos van Eyck y que no nos podíamos perder. Cuando llegamos a Gante, se nos pareció bastante a Brujas, aunque más grande, pero con la misma esencia. Nuestra primera parada fue la catedral. Era enorme, y la cantidad de cuadros que tenía era impresionante. Cuando entramos y recorrimos la planta principal, bajamos a una inferior, donde existían más obras y pinturas antiguas en la pared. Nada que ver con las catedrales que tenemos aquí, aquello era un tesoro de arte. La obra por la que habíamos viajado a Gante, la dejamos para el final, y tan final, entramos por los pelos, porque la visita acababa a las 5 y nosotros llegamos allí a las menos 10, entramos de milagro. Era enorme, es un políptico de doce tablas de óleo, a cada cual mejor. Valió la pena visitarlo, lo tienen muy bien conservado, se los recomiendo.

Al partir de Bélgica nos dirigimos a Ámsterdam, lugar donde se encontraban los museos que más nos interesaban el de Van Gogh y el Rijksmuseum.
Pasamos cuatro días aquí, y dos de ellos los dedicamos a los museos, uno para cada uno. Al primero que fuimos fue al Rijksmuseum. A las nueve abre sus puertas y desde esa hora estábamos allí, no queríamos perdernos ni un detalle. Tiene varias plantas y un millón de salas, las cuales no conseguimos ver todas. Nos pegamos todo el día allí, desde las nueve hasta las cinco, que es cuando cierra. Sesión intensa, no paramos ni para comer y aun así no lo vimos todo. Tiene variedad de cuadros de autores, principalmente, de los países bajos, esculturas, instrumentos, y también existían unas salas de arte de otros lugares, como Asia. Cuadros como “La Ronda de noche”, “La lechera”, o autorretratos de autores como Rembrandt son algunas de las obras que tuvimos la suerte de ver.




Rembrandt

Vermeer



Al siguiente día visitamos el Van Gogh Museum, también desde primera hora de la mañana. Este no es tan grande como el anterior, pues es exclusivo del artista, aunque en la planta principal existe una sala donde hacen exposiciones de otros artistas. Cuando nosotros fuimos el artista que exponían era Munch, pero no pudimos ver su obra más popular, “El grito” pues se encontraba en otro museo.
Cuando llegamos y empezamos a ver las obras de Van Gogh me emocioné tanto, que quise inmortalizar en imágenes algunas de sus obras y herramientas que utilizaba para trabajar. No más de ocho pude hacer, pues rápidamente se acercó una de las vigilantes del museo y me dijo “no pictures”, mi cara se cayó de la vergüenza. Por un momento pensé que me haría borrar las que ya había hecho, pero no fue así. Una locura por mi parte el hacer las fotos, (eso sí, siempre sin flash, pues entiendo que la luz, pueda deteriorar las obras), pero es que el día anterior pude hacerlas sin problema, pensé que aquí sería igual, ups me equivoqué. Luego proseguimos la ruta por el museo sin ningún percance más. 
Cuando salimos, no podía comprender, cómo un pintor de la talla de Van Gogh, con obras tan fascinantes, no consiguió vender más de un cuadro cuando estaba vivo, increíble pero cierto.


Dos de las fotos que pude sacar



Nuestra estancia en Ámsterdam llegaba a su fin, al igual que nuestro viaje por Holanda. De aquí partimos a dos ciudades más y luego nos volvimos. Nuestra aventura cultural había acabado en Ámsterdam. Un viaje fascinante, el cual recomiendo a todo aquel, que quiera y les guste conocer otros países, les aseguro que no se arrepentirán.

Al llegar a casa, me sentía inspirada y lo único que me apetecía era dibujar y pintar, (aunque durante el viaje hice un diario de dibujos). Por eso cada vez que pierdo la inspiración, me hago una visita a un museo o me ponga a observar obras de otros artistas, pues nos abre la mente y nos florecen las ideas.

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